viernes, 9 de octubre de 2009

La puerta 12 y el misterios de sus 71 victimas.


Un rato antes de las tres menos cuarto de la tarde se supo cuál era la travesura que había preparado Angel Clemente Rojas: quitarle la gorra al ya legendario Amadeo Carrizo. Pero el arquero se negó a comenzar el partido hasta que le devolvieron la cábala, y más tarde se vengó del delantero. Cuando faltaban diez minutos para el final del partido, Carrizo se sentó en el césped para burlarse de la escasez ofensiva de Boca. Amadeo y Rojitas, que le pusieron unos gramos de alegría a un encuentro empatado 0 a 0 y sin atractivos, jamás imaginaron mientras caminaban hacia el vestuario que aquel clásico se estaba metiendo en la historia de la peor manera. Porque esa tarde de hace 32 años, el 23 de junio de 1968, 71 hinchas encontraron la muerte en una avalancha trágica en la Puerta 12 del Monumental. Fue la más grande catástrofe del fútbol argentino. Pero para la Justicia nunca hubo responsables.

"Me salvé porque tenía la costumbre de quedarme un buen rato en la tribuna después de que terminaba el partido. Estaba con un amigo que hacía la colimba junto conmigo. Cuando bajamos, la Policía cerraba el paso hacia esa puerta, pero no tenía la menor idea de por qué. Era muy confuso" (Hugo Vargas, 52 años, testigo).

Los hinchas visitantes ocuparon la tribuna que da a Figueroa Alcorta. Estaba atestada, como todo el Monumental. La popular valía 300 pesos moneda nacional (1 dólar se cotizaba a 350). Por el frío —la temperatura máxima fue de 12ø7— y por el aburrimiento, las 90.000 personas que habían visto el partido querían irse lo antes posible. En el sector visitante comenzaron las avalanchas. Se venía la tragedia.

"El clima era peligroso. Algunos hinchas habían quemado banderas de River. Otros arrojaban cohetes, monedas y vasos con orina a los que estaban en la parte baja de la tribuna. No faltaron trompadas ni pequeñas avalanchas" (de Eduardo Amatucci, testigo, a Clarín en 1968).

El último tramo de las escaleras que bajan a la Puerta 12 —actual sector L de la tribuna alta Centenario, siempre ocupado por los hinchas visitantes— tiene 80 escalones entre el descanso al aire libre del primer piso y la calle. En cada uno caben 15 personas como máximo. Un túnel oscuro y peligroso. Una trampa terrible si los simpatizantes que están abajo no pueden salir y los que están arriba empujan y empujan sin saber qué sucede.

"En un principio era una avalancha normal, pero después se acrecentó. Iba por el aire, sin tocar el piso. Algo empezó a salir mal. La avalancha se detuvo. Cada vez estaba más apretado. Había gritos de pánico, de mucho miedo. La gente que estaba abajo quería subir. Estábamos uno arriba de otro bajo una terrible presión que no dejaba respirar. Me caí y después me desmayé. ¿Cuál fue el motivo de la tragedia? Nunca lo conocí. Yo me salvé de milagro. Quizá gracias a la gente que me ayudó porque era el más joven de todos y porque la avalancha se detuvo cuando yo estaba en un recodo de la escalera. Apenas tenía 14 años. Nunca más fui a ver a Boca" (Miguel Durrieu, 46, sobreviviente).

Fue demasiado tarde cuando los gritos y los gestos desesperados pudieron detener la marea descendente. Setenta y un muertos (más víctimas que en el accidente de hace 10 meses en el Aeroparque, donde perdieron la vida 67 personas) por golpes y por asfixia. Más de sesenta heridos. ¿Por qué? Treinta y dos años después, se sigue sin tener una certeza de la causa. Desde el primer momento, los testigos sobrevivientes daban versiones diferentes. La mayoría vio los portones metálicos cerrados o entornados. Y muchos aseguraron que los molinetes no habían sido retirados.

"Los molinetes estaban colocados en la salida y tenían una barra de hierro que no permitía el paso ni de a una persona a la vez" (de Juan Iñíguez a Crónica en 1968)

"Yo puedo asegurar que, diez minutos antes del final del partido, la Puerta 12 estaba cerrada. Mi hijo de 10 años se desmayó y quise salir por ahí, pero me vi obligado a subir con el nene en brazos y buscar otra salida. La puerta estaba cerrada, yo la vi. Y para peor, cuando la abrieron, quienes estábamos en las primeras filas nos encontramos con los molinetes. Fue tremendo, señor" (de Enrique Acuña, sobreviviente, a Clarín en 1968).

Pero otros hinchas afirmaron convencidos que la tragedia fue causada por una brutal represión policial. Según esa hipótesis, que también fue muy reiterada por los testigos, la Montada detuvo al público a puro bastonazo y provocó que muchos hinchas que estaban saliendo del estadio por la Puerta 12 intentaran retroceder. La Policía era temible —gobernaba por la fuerza el dictador Juan Carlos Onganía— en las calles, canchas y universidades.

"Los hinchas hacían sus necesidades en vasos de café y le tiraban orina y excremento a la Policía montada que estaba en la calle. Eso provocó la represión policial y luego, la tragedia" (William Kent, ex presidente de River).

"Hubo agentes que actuaron sobre la gente que se desconcentraba por la escalera de la Puerta 12, mientras era obstruida por la Policía montada. Allí se produjo el desbande y la tragedia. La puerta estaba abierta y los molinetes, retirados. Yo estaba ahí y doy fe de ello. Mi hipótesis es que se quiso poner a cubierto el desempeño de la Fuerza y se inventó el tema de los molinetes" (de Juan Carlos Tabanera, ex inspector general de la Municipalidad, a Domingos Populares en 1988).

En algo coincidieron todos: la iluminación de la escalera era inexistente, el piso estaba resbaladizo y no había pasamanos ni barandas. La mayoría de los hinchas que salían por otras puertas, incluso a pocos metros del desastre, sabían poco y nada de lo que estaba ocurriendo en la Puerta 12. Pero tarde o temprano se enteraron.

"Ese día estuve en la tribuna de River, y salí por la puerta de al lado. Recién me enteré a diez cuadras del estadio, cuando salían los camiones con los muertos. Los cuerpos estaban violetas" ("Cacho" Burgo, testigo).

La angustia de los familiares de los hinchas que habían asistido a la cancha se hizo into lerable a las pocas horas. "¡Papá está en casa!", gritó desbordado de nervios un muchacho en la comisaría 33 cuando, desde su casa, le avisaron por teléfono que su padre había sobrevivido. Pero los que no tuvieron esa suerte empezaron a peregrinar por hospitales y comisarías para intentar descifrar las cadáveres numerados y aún sin identificación.

"Pensaban que yo había muerto y me escribieron el número 19 en mi pecho, como si ya fuera finado. Recién en el hospital Pirovano se dieron cuenta de que todavía respiraba. Tenía los ojos color morcilla y la piel color carbón. Me estalló un oído y casi pierdo la vista. Me habían dado por muerto. Sólo recuerdo hasta que terminó el partido y me metí en la escalera de la Puerta 12. Después no me acuerdo de nada más, pero mi esposa vio en un video que los molinetes estaban puestos y que la Policía pegaba. Me salvé porque tengo una caja torácica grande" (Juan Carlos Alomo, 57 años, sobreviviente).

"Tenía franco, pero me enteré y al rato llegué al hospital. Era un horror y se pudo hacer muy poco. Recuerdo a los familiares corriendo desesperadamente por los pasillos. Los hospitales no estaban preparados para recibir víctimas en masa. Los que se salvaron fue por su fortaleza física. Hasta llegó el presidente Onganía para hacer rostro" (Jorge Izza, médico, ex jefe del hospital Pirovano).

La mayoría de los muertos eran jóvenes y adolescentes. El promedio de edad, 19 años. Por eso la causa quedó a cargo de un juez de Menores, Oscar Hermelo. Cuando al día siguiente fue al estadio para hacer un reconocimiento visual, todavía había cordones, hebillas de cinturón y peines sobre los escalones. Y manchas de sangre.

Los hechos de la Puerta 12 trascendieron fuera de la Argentina. Unidos por el espanto, el Barcelona de España, la Universidad de Chile y la Liga Paraguaya ofrecieron sus equipos para jugar partidos en Buenos Aires a beneficio de los familiares de las víctimas. En el país se decretó duelo nacional. Ese día, en las páginas de espectáculos de Clarín, se anunciaban películas como "Psexoanálisis", "Turismo de Carretera", "Al maestro con cariño" y "Grand Prix". Pero llamaba mucho la atención un aviso de Teleonce que promocionaba un documental sobre la muerte de Carlos Gardel, de la que se cumplían 33 años: "Crónica de un día triste", se leía en grandes letras. El martes fueron enterrados los restos de la mayoría de las víctimas, pero todavía quedaban dos cadáveres sin identificar. El viernes falleció en el hospital Fernández Julián Fieldman, de 16 años, la víctima 71 de la tragedia. Dos meses después, el juez ordenó la prisión preventiva de Américo Di Vietro y Marcelino Cabrera, intendente y capataz de River, y dispuso un embargo de 200 millones contra ambos y contra el club.

"El suceso se desencadenó y alcanzó la magnitud extraordinaria conocida por la existencia en las bocas de salida de un obstáculo irremovible entre los que cabe mencionar: 1°, la puerta plegadiza total o parcialmente cerrada; 2°, la puerta plegadiza replegada y no rebatida, más el total de molinetes colocados; 3°, la puerta plegadiza replegada y no rebatida, más algunos molinetes colocados" (fragmento del informe de los peritos que intervinieron al juez Oscar Hermelo).

Pero a fines de noviembre, mientras en el teatro Agón se representaba la obra "La puerta 12", de Martha Pensel y Gerald Huillier, la sala VI de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, integrada por Raúl Munilla Lacasa, Jorge Quiroga y Ventura Esteves, sobreseyó definitivamente a ambos imputados y les levantó el embargo. Los tres camaristas consideraron que las pruebas demostraban que, antes de haber terminado el partido, todos los obstáculos habían sido removidos.

"Yo había dispuesto el procesamiento de dos personas pero, cuando la Cámara revocó la medida, la investigación no pudo continuar" (ex juez Oscar Hermelo, 84 años, a Clarín a través de un familiar).

La queja presentada por los damnificados ante la Corte Suprema quedó "dormida" largamente. En agosto de 1969, cansados, los familiares desistieron del recurso.

"(La demora) resulta penosa para quienes recurren a este palacio en demanda de justicia, particularmente para los abogados que no pueden encontrar ya argumentos lógicos para explicar lo inexplicable... Una justicia tardía ya nada repara y resulta carente de sus atributos más precisos y esenciales" (del escrito presentado por los abogados de los familiares de las víctimas, Marcos Hardy y Carmen Palumbo, al desistir del recurso de queja ante la Corte Suprema).

A fines del 68 los clubes y la AFA reunieron 32 millones de pesos (menos de 100.000 dólares) para ofrecerlos a los familiares como resarcimiento. En enero del 69 dispusieron darles 30 días de plazo a los damnificados para que se anotaran para cobrar el resarcimiento, pero en la misma nota el interventor Armando Ramos Ruiz intimaba a quienes querían cobrar esa suma para "renunciar expresamente a cualquier acción legal contra River" para exigir indemnizaciones. Dos años después, la AFA y River fueron condenados a pagarles 140.000 pesos ley (14.000.000 moneda nacional) a Nélida Oneto de Gianolli y Diógenes Zúgaro, familiares de víctimas en la tragedia. Pero el resto jamás reclamó ni cobró un solo peso.

"No había pensado en hacer juicio, pero un abogado de tránsito me convenció y lo ganamos. Mi esposo tenía 35 años. Pero pasó mucho tiempo, yo me volví a casar y tuve hijos. Es un hecho que tengo medio olvidado y prefiero no volver a hablar" (Nélida Oneto de Gianolli, viuda de una de las víctimas).

Hoy, los portones metálicos y los molinetes del Monumental son otros. Pero el último tramo de la escalera sigue siendo un túnel con iluminación deficiente, aunque ahora tenga una baranda central que divide la circulación. Los encargados de controlar las entradas, que no pasan de los 30 años, apenas saben lo que ocurrió aquella tarde. Igual que muchos hinchas jóvenes. Apenas saben que allí se vivió la mayor tragedia del fútbol argentino.

El mito de "la Puerta 12"

Hoy cerca de aquella salida esta la concentración del equipo local. Y no existe jugador de River que no le haya comentado a sus íntimos que se escuchan por los pasillos, gritos como lamentos, alaridos desesperados, sombras que corren de un lado a otro, y alguna que otra puerta es tocada por alguien que al abrirla nunca es encontrado. Tan cierto es esto, como la "Ceremonia de Bautismo" a la que son sometidos los jóvenes de inferiores que viven en la pensión del club.

Ellos todos los 23 de junio son llevados en grupo y junto a un sacerdote para practicar un exorcismo en la Puerta 12, los jóvenes deben portar unas velas blancas y "prestar" su energía para que mediante una misa el sacerdote pueda ir expulsando poco a poco las almas de aquellos que murieron en el Monumental. Y que según la leyenda popular dejaron sus almas penando en las paredes del estadio.

Desde ese momento, hasta hoy, se dice que en River pasan cosas raras cada vez que se acerca el aniversario.

Una de las ocurrencias más conocidas es la aparición de un gorro más bien antiguo con el nombre "Benedictino", no bordado, escrito en algún líquido en él, que aparece y desaparece....y, casualmente, hubo un "Benedictino G" entre los muertos de ese día.

Otro elemento que aparece (y desaparece pasado un tiempo) todos los años en el estadio, perdido, es un sólo zapato embarrado.

Se contaba que, en la zona había un restaurant que, por los años 70 no servía ni té ni café los 23 de Junio. Se cuenta que ese día, las infusiones salían rojo oscuro, y que en el fondo de más de una taza, los clientes encontraban barro.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Algo mas que llamativo para algunos, algo ya conocido por otros , el atrapa sueños.


La leyenda del atrapasueños transcurre hace mucho tiempo, cuando un líder espiritual llamado Lakota se encontraba en una montaña y se le presentó una visión. En esta, Iktomi, el gran maestro de la sabiduría, apareció en forma de araña. Iktomi le habló en lenguaje sagrado, y mientras lo hacía tomó un aro de sauce, y lo unió a algunas plumas, cuentas y demás artículos, mientras comenzaba a tejer una telaraña.

Le habló sobre los círculos de la vida, como empezamos como niños y llegamos a la edad adulta, pasando a ser ancianos y volviendo a tener que ser cuidadosos, como cuando éramos niños, completando así el círculo.
Iktomi le dijo mientras completaba la red, que en cada tiempo hay muchas fuerzas, buenas y malas, las buenas te llevaran en dirección correcta y las malas por el contrario, te lastimarán.

Cuando terminó de hablar, le dio al anciano la red y le dijo: mira la telaraña, es un círculo perfecto, pero en el centro tiene un agujero. Usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, alcanzar tus metas y sueños. Si crees en el gran espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero.

Lakota le pasó esta visión a su gente, y ahora los indios Siux utilizan el Atrapasueños como la red de sus vidas. Lo cuelgan sobre su cama, para revisar sus sueños y visiones. Lo bueno de ellos queda atrapado en la telaraña. Lo malo se escapa por el agujero y no formará mas parte de ellos.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Parque Chas, un barrio mas que particular.


En Buenos Aires hay muchos hay muchos barrios que ocultan historias entre sus paredes.
Y justamente si hay un barrio que tiene gran cantidad de historias es Parque Chas.
Una de las cualidades de Parque Chas es que generalmente uno si no conoce se pierde. Muchos dicen que la explicación es la siguiente: las calles generalmente son en curva.
Pero muchos de los vecinos del barrio, no por nada, siempre que te ven medio desorientado te dicen:
-¿Estas perdido?.
Justamente dicen que Parque Chas es un barrio fantasma, embrujado o simplemente particular ya que si uno va sin conocer del todo, se pierde en ese barrio de casas mayormente bajas, ese barrio que parece haberse quedado en la historia, da como una sensación de estar adentro de una pelicula de epoca.
Muchas de las personas que viven allí dicen y aseguran que salir de Parque Chas es practicamente imposible si uno no pregunta, claro esta afirmación es puntualmente para las personas que no van seguido hacia alla. Ya que al barrio le gusta capturar almas.
Otra de las leyendas que recorren el barrio, es que hay un colectivo que se perdio hace muchisimos años y que hoy en día pasea por las calles de esta localidad de la Capital Federal, sin encontrar el rumbo. Y algunas de las personas que pudieron ver este colectivo, dicen que todos los pasajeros e incluso el chofer son solo espiritus, ya que nunca pudieron salir de esas calles laberinticas.
Y finalmente otra historia que sale del barrio, quiza la historia mas oscura, es que en Parque Chas habita muchas veces del diablo, ya que en esa localidad hay uno de los portales directos del infierno.

Estas fueron algunas de las historias que pasean por las callecitas de Parque Chas.

Si ustedes tienen alguna historia mas sobre Parche Chas, u otro barrio de Buenos Aires o cualquier otro lugar, dejenmela en el comentario de este posteo y yo la subo al blog.

sábado, 22 de agosto de 2009

La ouija


La Ouija es un tablero dotado de letras y números con el que se cree que se puede entablar contacto con los difuntos. En países latino americanos también es conocido como el "juego de la copa". Aún habiendo diferencias en su nombre, no hay distinción alguna entre ambos conceptos, contradiciendo a muchas personas afirmando que es una variación de la misma cuando no lo es.

La ouija tiene un origen impreciso situado en la moda espiritista que inundaba Occidente hacia finales del siglo XIX, y que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando a Elijah J. Bond como su inventor, William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas planchettes o tablas parlantes para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y América. En todo caso, Kennard crearía la empresa (Kennard Novelty Company) para la fabricación del tablero y comenzaría a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una palabra egipcia que significa «buena suerte» —lo cual no es cierto. Posteriormente la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966. Fue Fuld quien proclamó que la palabra 'ouija' era una mezcla de los vocablos oui y ja, 'sí' en francés y alemán respectivamente.

Según sus seguidores, la Ouija tiene como fin el contacto de las personas que participan en el juego con supuestos espíritus, almas en pena y de forma cultural se asocia con el contacto con seres de la religión católica como Dios y el Demonio, aunque esto último es rechazado por estudiosos de la Ouija.

Ahora voy a pasarle a contar uno historia sobre la ouija o juego de la copa.

Había un grupo de amigos que un sabado a la noche no tenían nada que hacer, no había ninguna buena salida para ir a bailar, entonces empezaron a tomar algo mientras charlaban de espiritus mientras se reían.
En el transcurso de la noche la dueña de casa comenta que ella tenía ganas de jugar al juego de la copa. Todos entusiasmados acceden con gusto y van a jugar a una especie de sala de trofeos que tenía el padre de la chica, con lo que nunca contaron o nunca se dieron cuenta es que el padre en ese cuarto tenía algunos cuchillos y algunas espadas que formaban parte de una colección que tenía la familia.
Todos se sentaron alrededor de la oscura mesa de madera, dispusieron las letras, los números, y así continuaron con todos los instrumentos que hay que utilizar para hacer el juego de la copa, finalmente pusieron la copa en el centro, todo el grupos de chicos pusieron sus dedos indices sobre la copa y la dueña de casa pregunto al aire si había alguién que quisiera comunicarse con ellos, pasaron los minutos y no sucedía nada, pero al tercer llamado, la copa respondio, diciendo solamente SI.
Corria la madrugada y los chicos estaban hablando con este espiritu que se hacía llamar Jorge. El durante la sesión de espiritismo les contó que el había muerto en un accidente.
En ese momento uno de los chicos se le ocurrio preguntar si el era un espirito blanco o negro, así se dice cuando se quieren referir a si el espiritu es bueno o es malo, y Jorge respondió- piensenlo un poco pero todos van a pagar, en ese instante un cuchillo se delcolgo de la pared y se clavo en el centro de la mesa.
Sin pensarlo todos salieron corriendo de la habitación cuando estaban por salir los ultimos 2 chicos la puerta se cerro en la cara y se trabo raramente, ya que esa puerta siempre estaba abierta, los amigos que habían quedado del lado de afuera solo gritaban y golpeaban la puerta con importencia al escuchar gritos adentro.
Cuando finalmente pudieron entrar vierón a uno de sus amigos en posición fetal contra la pared llorando y al otro parado en el medio de la sala con los ojos dados vuelta y con la voz cambiada, que solo atinó a señalar al resto de sus amigos y decirles- ya me la voy a cobrar, luego se desmayó en el medio de la sala.
Tiempo después la familia se tuvo que mudar, ya que por las noches escuchaban las risas de Jorge que salián de la sala de trofeos.
Y el chico que estuvo poseido, hoy en día esta con psiquiatras todas las semanas, porque le cuesta dormir, ya que en sus sueños dice que se le aparece Jorge.

Si tienen alguna historia para contar, dejenmela como comentario y yo la posteo.

Y esto hay que tenerlo en cuenta, jamás hay que jugar al juego de la copa o ouija dentro de una casa, de hecho no hay que jugar, pero si no me quieren hacer caso, juegen al aire libre.

domingo, 9 de agosto de 2009

Los tuneles de Buenos Aires


Hola lectores, aca les dejo un informe que encontre en internet del año 2006, hecha por el diario La Nación sobre los tuneles que pasan por debajo de nuestros pies y nosotros ni siquiera nos damos cuenta.

El subsuelo de Buenos Aires sigue dando sorpresas: hay desde aljibes hasta grutas de estilo renacentista; los arqueólogos urbanos intentan resolver los misterios que esconde la ciudad
Mucho se ha dicho sobre el subsuelo de la ciudad de Buenos Aires. Desde que esconde una red de túneles donde los jesuitas realizaban cruentas sesiones de tortura o una red pensada para el contrabando y para permitir el escape de algún gobernante de turno, hasta que oculta enormes tesoros escondidos durante el Virreinato...
Lo cierto es que, cada tanto, el suelo de una plaza se hunde y deja al descubierto extrañas construcciones subterráneas, y a veces lo mismo ocurre cuando una excavadora abre en la tierra para levantar un futuro rascacielos. Entonces, resulta evidente que el subsuelo porteño alberga algo más que cañerías, cloacas o playas de estacionamiento.
Y para resolver ese enigma trabajan arqueólogos urbanos, como Daniel Schávelzon: "Quien alguna vez pensó, imaginó u oyó que Buenos Aires tenía una red de túneles subterráneos siempre lo atribuyó a actividades oscuras, como el contrabando", comenta el fundador del Centro de Arqueología Urbana de la Universidad de Buenos Aires y autor de Túneles de Buenos Aires. Historias, mitos y verdades del subsuelo porteño (Sudamericana, 2005), donde da por tierra con leyendas centenarias.
También saca a la luz curiosidades como casas con pasillos bajo tierra para que entrara la servidumbre en otras épocas, grutas artificiales que pretendían imitar el estilo renacentista europeo o el búnker que Perón construyó para estar a salvo de un eventual ataque (ver "El búnker de Juan D. Perón"). En diálogo con La Nación, Schávelzon da un panorama de lo que más de veinte años de arqueología urbana le han enseñado sobre el subsuelo porteño.
Una red inconclusa
"Las distintas leyendas sobre los túneles de la ciudad de Buenos Aires han ido cambiando con los años —dice, sentado en el patio de su casa en el barrio porteño de Núñez—. Hasta fines del siglo XIX eran sitios oscuros y tenebrosos, utilizados por los jesuitas para torturar, castigar y guardar enormes tesoros.
"A comienzos del siglo XX, el movimiento hispanista da vuelta la historia: los jesuitas eran arquitectos buenos que quisieron ayudar a evacuar a la ciudad en caso de ataque -continúa-. En la década del 60, con las preocupaciones de la izquierda sobre el rol de la economía para explicar los hechos históricos, transforman a los túneles en conductos utilizados para el contrabando."
—Pero, ¿existe una red de túneles construida por los jesuitas?
—A comienzos del siglo XVIII hubo un proyecto de crear un sistema defensivo de la ciudad, en el cual participaron los jesuitas, que eran los únicos que contaban con arquitectos y constructores para hacer una obra de ese tipo. Su finalidad, creemos, era unir edificios importantes y permitir el escape, según el sistema clásico europeo de defensa. Pero no se pudo materializar en un complejo y por eso lo que quedó son sólo fragmentos debajo de edificios públicos. El centro habría estado en la Manzana de las Luces. Esta red iría hasta el Cabildo, a la Catedral, y desconozco si se extendía al Fuerte, porque nunca hemos encontrado nada. Pero no hay nada conectado, son fragmentos totalmente aislados.
—En las invasiones inglesas, ¿se cavó un túnel para colocar explosivos debajo de las tropas inglesas?
—Sabemos que a dos militares españoles se les ocurrió empezar a hacer un túnel desde uno de los túneles que estaban debajo de la Manzana de las Luces para llegar hasta la Ranchería, cruzando la calle, que ahí es donde estaban los soldados ingleses. Empezaron a cavar, pero no era tan fácil hacer el túnel y, antes de que terminaran, los ingleses se rindieron. Lo único que quedó es un tramo que nunca se usó y se conserva debajo del Colegio Nacional de Buenos Aires.
El Tercero del Sur
Aunque el primer túnel de Buenos Aires lo hizo en 1661 un ladrón que ingresó clandestinamente al Fuerte y robó una caja fuerte de madera, lo cierto es que buena parte de las obras que cruzan el subsuelo porteño tienen usos más cotidianos. La primera, quizá, sea un silo excavado en 1667 en el Fuerte del Buenos Aires colonial, con una cisterna de 6,5 metros de altura: "Muchas de las antiguas construcciones subterráneas tuvieron funciones utilitarias, que hoy nos resultan extrañas porque estamos acostumbrados a que el agua llegue a través de caños", comenta Schávelzon.
Pero no siempre fue así. Hasta poco después de 1880, la tierra debía ser excavada para tener agua para las tareas diarias. En 1887, la ciudad aún tenía unas 30.000 casas con pozos de agua o aljibes. "Había lugares que usaban mucha agua y que necesitaban depósitos enormes —agrega—; cualquiera que tuviera una caldera a vapor movía agua en cantidad. Y algunas de las construcciones para almacenarlas son más grandes que las que están arriba: uno baja y se encuentra con habitaciones abovedadas de 6, 7 u 8 metros de alto y se impresiona."
Y algo similar ocurría con los pozos ciegos en ausencia de desagües cloacales: "Se hacía uno y cuando se llenaba, se hacía otro. Hemos encontrado hasta 12 pozos en una misma casa, claro que construidos a lo largo de 300 años", dice.
"Por último, estaban los 'terceros', entubamientos de arroyos, como el Zanjón de Granados, que era muy molesto porque cuando crecía creaba un barrial que cortaba todas las vías de comunicación de Norte a Sur. Además, en el arroyo se tiraba la basura, pero como el agua no terminaba de llevársela se convertía en un pantano donde flotaba toda la basura. Eso obligó al municipio a realizar su entubamiento, una obra de cierta envergadura para la época."
Hoy, parte de las obras subterráneas del Zanjón de Granados o Tercero del Sur, excavadas por Schávelzon años atrás, se pueden visitar en el barrio de San Telmo (Defensa 755) restauradas por el dueño de la propiedad.
—¿Quedan muchas obras en Buenos Aires esperando ser restauradas?
—La lista es interminable... Hay trabajo para generaciones. El problema es que la destrucción va más rápido que lo que uno puede hacer. Por más que se tenga el apoyo del gobierno porteño, el dinero nunca alcanza. Y además hay un mito: si se encuentra algo en una obra en construcción y nos avisan, la obra se para. No es así. Estamos acostumbrados a hacer un trabajo de estudio en pocos días.

martes, 28 de julio de 2009

La leyenda de los caballos del hipódromo de Palermo


La siguiente historia comienza así:
Cuentan que hace muchos años atras en el hipódromo de Palermo en la ciudad de Buenos Aires, cuando un caballo se lastimaba en vez de sacrificarlo de una forma indolora, los ahogaban en una pileta que había alla.
Ahora comienza la historia por la que cuento esta leyenda.
La historia cuenta que una noche dos cuidadores estaban caminando y charlando por el hipódromo de noche, mientras tomaban mates y charlaban de la vida, en eso, cuando se dieron cuenta, una bruma los tapo, a tal punto que se les hacia dificil verse entre ellos, y eso que estaban uno al lado del otro.
De golpe cuando estaban tratando de entender lo que estaba sucediendo, empezaron a escuchar el relinche de caballos y el galopar muy rapido, ellos se asustaron mucho, ya que los caballos ya estaban descanzando en sus establos.
Ellos mientras buscaban en la bruna de donde salian esos sonidos, sentían la respiración de los caballos casi cerca de sus cabezas.
Asustadisimos decidieron escapar corriendo, sin importar, que era lo que realmente estaba sucediendo.
Al día siguiente los gauchos contaron su historia a sus otros compañeros, y nadie les creyo.
Pero tiempo después muchos confesaron que les había sucedido lo mismo cuando paseaban por la noche dentro del hipódromo.

Y lo que se llegó a la conclusión que los sonidos y ruidos extraños, dentro del hipódromo son los ruidos de los lamentos, de los caballos que habían sido sacrificados de una forma muy cruel.

miércoles, 22 de julio de 2009

El experimento Filadelfia


El experimento habría sido conducido por el Dr. Franklin Reno como una aplicación militar de la teoría unificada o "teoría general de la relatividad" de Albert Einstein. En resumen, la teoría postula la interrelación entre las fuerzas de la radiación electromagnética y la gravedad. Mediante una aplicación especial de la teoría, se creía posible, usando equipo especializado y suficiente energía, curvar la luz alrededor de un objeto, volviéndolo esencialmente invisible. La Marina habría considerado esto realmente valioso en caso de guerra, pues los Estados Unidos estaban participando en la Segunda Guerra Mundial en ese momento, y decidió aprobar y patrocinar el experimento. Un destructor de escolta, el USS Eldridge (DE-173), fue equipado con el generador requerido en el astillero de Filadelfia.

Las pruebas habrían empezado el verano de 1943, y hasta cierto punto tuvieron éxito al principio. Una prueba, el 22 de julio de 1943, volvió al Eldridge casi totalmente invisible, con algunos testigos reportando una "niebla verdosa" sin embargo, algunos miembros de la tripulación se quejaron de náuseas posteriormente. En ese momento, el experimento fue alterado a petición de la Marina, con el objetivo de hacer al navío invisible a los radares únicamente.

El equipo fue recalibrado y el experimento se llevó a cabo el 28 de octubre. Esta vez, el Eldridge no sólo se volvió totalmente invisible a la vista, sino que de hecho desapareció del área en un relámpago azul. Al mismo tiempo, la base naval estadounidense en Norfolk, Virginia, a 600 km de distancia, un tripulante en sus costas declaró haber visto al Eldridge durante varios minutos, al final de los cuales desapareció, para volver a aparecer en Filadelfia, en sus coordenadas originales supuestamente un caso accidental de teletransportación.
Los efectos fisiológicos en la tripulación fueron profundos. Casi todos cayeron gravemente enfermos. Algunos sufrieron deterioro mental tras la experiencia en algunos casos se describen comportamientos esquizofrénicos. Algunos otros miembros desaparecieron supuestamente "desvanecidos" y supuestamente cinco elementos fueron fusionados con el metal del navío y otros tantos sufrieron desmaterializaciones de algunas partes de sus cuerpos. Horrorizados, los oficiales navales cancelaron el experimento inmediatamente. Todos los supervivientes fueron dados de alta; en algunos casos, tras lavarles el cerebro para olvidar los detalles de la experiencia.

Como en toda buena historia conspiranoica y “secreta” en este caso también existen las pruebas destruidas y “casualmente” perdidas.

1) Las cartas de navegación del barco se perdieron.
2) La bitácora del barco también se perdió.
3) El Instituto Naval norteamericano no tiene casi fotos en los archivos del Eldridge.
4) Los tripulantes del barco se esfumaron, se perdieron, no se sabe nada de ellos.
5) Todo lo relacionado con el experimento Filadelfia también desaparece.
6) 300 toneladas de instrumentos que llevaba a bordo el Eldridge, también desaparecen y el barco es vendido a Grecia casi desmantelado.
7) Carlos Allende, uno de los implicados en el caso queda desacreditado para cualquier testificación por una "supuesta" esquizofrenia .

Aca les dejo uno de los enigmas del mundo, si bien no es una leyenda, es algo muy interesante de leer, por eso yo lo que subi aca, es textualmente de lo que encontre de internet para que ustedes que estan leyendo puedan entenderlo bien, ya que contado por mis palabras podría llegar a ser algo confuso.

Hasta la proxima leyenda.